1.12.2015

Garita de San Ysidro


Para quienes crecimos aquí, la noción de la "línea" es un concepto compartido. El mismo muro fronterizo, con todas sus connotaciones hostiles, nos resulta de lo más natural y cotidiano. Lo nuevo y molesto, en todo caso, son las horas -literalmente horas- de espera para cruzar al país vecino.


Mis recuerdos de infancia, en familia, incluso caminando con mi abuelita; me remiten a un intercambio constante entre tijuanenses y sandieguinos. Era común cruzar para ir al "mandado", a pasar el día o comer hamburguesas (antes que las cadenas transnacionales invadieran el país). Y, bueno, qué decir del turismo estadounidense en Tijuana; los registros históricos dan amplia referencia sobre ello.

Nos queda claro que los ataques del 11 de septiembre del 2001 marcaron la gran diferencia; un antes y un después, en la dinámica fronteriza de la ciudad. Confieso que ahora cruzo a San Diego, máximo, unas tres veces por año. 

La garita está modernizándose, en instalaciones y procesos. Nuevas opciones como la "sentri" o la "ready lane", intentan agilizar el cruce fronterizo. Del lado mexicano, se ampliaron también el número de puertas de entrada, sin embargo aún hay quejas.

Esperemos que la situación mejore... hay muchas cosas que podríamos aprovechar de ello, mutuamente, ambos países.


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