8.02.2015

Agosto


Julio fue. Y fue bonito.

No termina de sorprenderme cómo puede cambiarnos la vida en un mes. Así, como si nada. Sin haberlos buscado, de pronto los grandes cambios suceden. A veces.

Julio llegó con palabras. Con recuerdos sabrosos, entrañables. Con poesía a manos llenas y, ¡vaya sorpresa!, con chamba nueva.

Mis días, mis planes, mi mente [y hasta mi emoción], están centrados ahora en un proyecto que apenas hace un mes ni siquiera imaginaba. Sí, estoy contenta. De pronto, hasta eufórica.

La poesía no me abandona. De hecho, quizá más que nunca está presente en mi quehacer. Lo pienso y no logro contener la sonrisa. Una solo puede agradecer la buena fortuna, los buenos amigos... el camino andado. 

Recibo a agosto con 39 años y la sospecha de que muchas cosas buenas están por venir. Y trabajo para ello.

Así la vida.


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