ALTAMAR
Mi felicidad fueron los cardúmenes en tus ojos;
la intangible delicia de adivinar tus muslos
en el salpicar satinado de los delfines gozosos.
Mi felicidad fue el nutritivo plato de tus algas;
el caracol de tus orejas, las anémonas de tu voz;
el desperdicio celestial de tus pies en la arena.
Mi felicidad fue el abrazo fugaz del rompeolas;
un velero de azafrán en el horizonte atardecido;
la quilla ensimismada en el surco del amanecer.
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Eduardo Parrilla S. (2003)
El palpitar de lo inasible.
México: Eón.
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