XXXIII. EMBRIÁGUENSE
Se debe estar embriagado siempre. Todo consiste en eso; es el único problema. Para no padecer el horrible fardo del tiempo que quiebra los hombros y los inclina hacia el suelo, uno debe embriagarse infatigablemente.
Pero, ¿de qué? De vino, de poesía, de virtud, de lo que sea. Pero embriagarse.
Y si alguna vez, en la escalera de un palacio, sobre la hierba verde de un foso, en la soledad melancólica de su cuarto, ustedes despiertan y la embriaguez ha disminuido o desaparecido, interroguen al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, interroguen qué hora es; y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj, contestarán: "¡Es la hora de embriagarse! ¡Para no ser esclavos martirizados por el tiempo, embriáguense, embriáguense incansablemente! De vino, de poesía, de virtud, de lo que sea".
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Charles Baudelaire
Pequeños Poemas en Prosa
Porque es viernes,
porque estamos por conmemorar otro aniversario
de su sifílica muerte (de Baudelaire)
y porque sus letras son para embriagarse!
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