Asuntos laborales, gracias a un RVOE federal, llevaron mis pasos a la Ciudad de México hace un par de días.
Viaje relámpago a mi entrañable D. F. (Para mí siempre será el D. F.).
Gestiones institucionales y un retorno largamente anhelado. Tardes para atesorar y mis pasos apropiándose de barrios ajenos.
Una jamás termina de agradecer la gentileza de quienes te abren las alas mostrándote rutas propicias.
Resulta imposible no llenarse de recuerdos, cuando se deseaban tanto.
Ahora, de vuelta en mi huso horario, me digo es preciso plantar los pies muy firmes sobre la tierra. Me sugiero guardar para mejores tiempos (o suelo más fértil) ciertas palabras. Una secretamente desea, sin embargo, haber marcado un poco los senderos recorridos, con la misma luminosidad con la que ahora habitan mi memoria.
Mayo [la vida] continua acá. Viene la XXXIV Feria del Libro y habrá poesía. Seguimos, porque hay muchas cosas en nuestras manos para sonreír. Lo que no, ya pasará.
Así la vida.
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