10.15.2008

Nostalgia...

¿Cuánto dura el amor?
¿Cuánto tiempo hay que esperar, cuánto hay que hacer, para llegar ineludible, puntual, a la cita que se va construyendo lenta y pausadamente, a lo largo de días, meses, años?
Porque cuando se trata de destino, hay que ser puntual.
Y cuando el momento llega, ¿somos capaces de reconocerlo? ¿de mirarle a los ojos y saber que finalmente la espera ha terminado? Entonces... sin vacilaciones ¿le tomamos en los brazos? ¿Reconocemos cuando el destino ha cumplido? ¿Asumimos lo que está en juego?
Una tarde que parecía cualquiera. La noche de esa tarde.
Ella como yo, descubriéndonos pausadamente, develando sorprendidos hora tras hora el peso del destino en el cuerpo del otro, en el palpitar del otro, en lo que miramos y encontramos cuando miramos frente a frente a los ojos del otro.

¿Cuánto dura el amor?
¿Hay que esperar toda una vida para llegar a una sola tarde?
¿Para vivir una sola noche?
Una tarde.
La noche de esa tarde.
¿Y, después?
¿Vale la pena una sola tarde y una sola noche?
¿Puede cambiar el sentido, el significado de las palabras, de los objetos, del tiempo, porque fueron dichas y escuchadas, porque fueron tocados, esa tarde y esa noche?

Hoy, tiempo después me resta la nostalgia.
Y claro, las palabras.
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Adolfo Morales Moncada (2000)
NOSTALGIA
México: CONACULTA-CECUT
(Texto de my dear friend
Adolfo.
Lo leí de nuevo hace poco
y encontré una lectura distinta.
Por eso lo dejo acá)

4 comments:

  1. Mariposa amarilla que besas las flores del jardín de mis sueños, no me despiertes. Puedes saltar de luz en luz, de charco en charco con tu viento, pero no me despiertes hoy de ti en mí.

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