Las vacaciones son como un gran domingo. Un extenso, lúdico y hedónico a más no poder, domingo.
Días para observar cómo la luz se cuela por las ventanas de tu casa, en esas horas en que la rutina cotidiana jamás te permite atestiguarlo.
Días para escapar y hacer el picnic que soñabas desde hace años. Para repetir el viaje a Ensenada del año pasado, esta vez con más compañía de esa que te recuerda tu infancia y lo importante que son ciertas presencias en tu vida.
Hoy es sábado, el último sábado de estas vacaciones. El lunes habrá que volver a lo de siempre: la ofna., la escuela, el tráfico y los horarios. El lunes.
Mientras tanto, en el silencio de la casa con la Kix que duerme ya, me relamo los recuerdos, como gata retozona y feliz. Los días han sido buenos. Así las cosas acá.
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