3.26.2013

vacaciones

Pues bien, nuestro breve periodo vacacional arrancó -oficialmente- hoy lunes.

Desde hace tres años estos días con la Kix me resultan, entre otras cosas, un atisbo a la vida de las mujeres dedicadas 100% a su hogar. A mi propia vida, en otras circunstancias.

Debo reconocer que sería en extremo difícil abandonar a la población económicamente activa de México para dedicarme, de tiempo completo, a las funciones domésticas (con todo mi respeto y reconocimiento para quienes así lo hacen). En mi caso, además, mi "estado civil" me compele a "ganarme el pan".  Pero, más allá de cuestiones financieras, la reclusión doméstica no es lo mío.

Sin embargo, de estos días de asueto,  además de la compañía nutritiva y deliciosa de la Kix, disfruto locamente pasar tiempo en mi cocina.  Disfruté, casi como travesura, la visita al mercado para traer los ingredientes del menú de la semana.  Y, ahora, cada uno de los alimentos se vuelve una fiesta coronada por los gratificantes "thumbs up" de mi hija, luego del primer bocado.

La preparación, servirlos, comerlos... y esas inverosímiles charlas en la mesa, que sólo son posibles cuando interactúas con niños, me significan piedras fundamentales en el disfrute de las vacaciones.  Me recuerdan cuánto disfruto cocinar y lo mucho que esta actividad representa -al menos para mí-, un auténtico acto de amor.  No sólo satisfaces una necesidad física básica del cuerpo, también le abonas al alma.

Ojalá que algún día la Kix recuerde con gusto los días de vacaciones, cuando su mamá cocinaba para ella.

Así las cosas, por acá.

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