8.14.2014

Instrumentos para abrazar...

Si bien soy fervorosa escucha de las ejecuciones al piano, tanto de piezas "clásicas" como de jazz; y debo confesar un concupiscente apego a su simetría en blanco y negro. Mientras, igual, vivo un triángulo apasionado con dos instrumentos de viento, el saxofón y la trompeta [con sordina no, porque me enamoro], al grado de no poder decidirme por uno en particular y abandonarme —sin pudor— al deleite gozoso de interpretaciones conjuntas [como la gloriosa "So what" de Miles Davis con John Coltrane, ¡mi Johnny!].

No estoy aquí, esta vez, para escribir de mis perversiones musicales agudas y crónicas. No. En esta ocasión aprovecho para retomar una conversación de sobremesa compartida con mujeres extraordinarias, entre ellas la cronista Magali Tercero. En aquella oportunidad el tema salió a la plática, precisamente, porque en el establecimiento de alimentos en el cual nos encontrábamos amenizaba un hombre tocando el acordeón. Y, entonces, la reflexión giró en torno a estos instrumentos que requieren de su ejecutante una actitud de abrazo.

El acordeón, la guitarra, el cello y el contrabajo, por mencionar algunos ejemplos, requieren del músico no solo la disposición hábil y solícita de sus manos. No, estos instrumentos necesitan un contacto más íntimo, mayor proximidad entre su cuerpo y quien, en cierto punto, no solo los toca: los acaricia.

Resulta fascinante en verdad observar a los músicos en el punto de mayor intensidad de sus ejecuciones. Más allá de la maestría en el oficio, la pulcritud de la interpretación y la sensibilidad para arrancarle al instrumento las notas precisas; atestiguamos un verdadero acto de amor.

Al llevarlos tan cercanos al tórax, instrumento y músico comparten un momento de intimidad que puede, incluso, provocarnos cierto placer vouyerista. Instrumento y músico acompasan el ritmo de su respiración y sus latidos. Y como producto de ese acto sublime: la música. 

Desde una pieza clásica hasta un tango; de la canción popular al más estridente ejemplo de free jazz; estos instrumentos abrazables son una delicia para la vista y el oído.

Ponga Ud. atención y luego me cuenta si no.



Nota: la imagen que aparece en la parte superior es edición a la fotografía que tomé el 30 de mayo de 2006 a Saúl Alejandro Huerta, acordeón en La Ballena de Jonás, en la cabina de Fusión 102.5 (Entonces, todavía, Estereo Frontera). 

8.11.2014

38

Pues bien, un cumpleaños más. El 38. Y julio se me fue, no sin antes dejarme un montón de recuerdos muy gratos en la sonrisa.

Me dejó, también, la certeza de que la vida aún puede sorprenderme. Y bonito.

El mes entero estuvo ricamente lleno de poesía. Justo el 27 cerramos la temporada de presentaciones de "Lunas Bravas" en la Sala de Usos Múltiples del CECUT, con un lleno total que me cantó a coro las mañanitas. ¡Qué tan bonita manera de celebrar un cumpleaños!

Trabajar como docente de asignatura en UABC me permitió tomar unas largas vacaciones, como hacía años no tenía, para disfrutar al lado de la cría. Jamás habíamos tenido tanto tiempo para compartir... y lo hemos pasado lindo, lindo. No hizo falta salir de la ciudad... la imaginación no requiere grandes inversiones, jaja

El semestre 2014-2 viene con mucho trabajo, en horario bonito. La Kix ingresará al 2do grado de primaria. La vida no se detiene.

Extraño a mi abuelita. Lo haré siempre, supongo.

Y en el ejercicio de extrañarla también me sabe mucho mejor el cariño de la familia y amigos que, no por presumir, son verdaderas joyas.

La vida es un baile, lo sé. ¡Sigamos bailando!