6.05.2016

5 de junio de 2016 | Elecciones | el voto de la mujeres hoy



Las nuevas generaciones
                    me parece
dan por hechos
la vida y el mundo
que les tocó vivir.
Nosotras en cambio
aún llevamos en las palabras
el reclamo.
Aún nuestras manos
                       torpes
se afanan en conservar
todo aquello que sabemos
hemos logrado.
Y lo nombramos
para no olvidarlo          ni perderlo
o dejar que se escape
entre las cosas
que se dan por hecho
y no cuentan
                     ni saben
                                   ni son.

Sirva el poema como introducción al tema que, dada la fecha, ocupa la reflexión de esta entrada en el blog: el voto de las mujeres en México. Hoy, 5 de junio de 2016, tenemos elecciones en Baja California. Están en juego las 5 alcaldías y diputaciones al Congreso Estatal.
En gran medida por el desencanto generalizado, supongo, y la falta de confianza en instituciones y partidos políticos, el índice de votación de los últimos tiempos llega a números en extremo bajos. Otro aspecto que no le abona al asunto, creo, es la banalización de los temas políticos [y de todo tipo] que la nueva "cultura del meme" "viraliza" en redes sociales.
La realidad nacional es compleja. Sean cuales fueren las causas de los bajos índices de participación en las urnas, tengo la impresión que los niveles son menores aún entre las generaciones más jóvenes. Quizá me equivoque, de momento no tengo información estadística concreta a la mano. Quizá mi percepción, parcial, corresponda exclusivamente al universo de población en el que interactúo. Pero, en ese universo, observo dos cosas: conservadurismo y apatía.
Y al afinar la mirada, en específico, al dato por género, encuentro un grave desconocimiento de todo lo que hay detrás del hecho de ser mujer y tener derecho al voto, en nuestro país.
Van, entonces, algunas viñetas históricas (tomadas del compendio de Lovera y Casas) para recordar y tomar conciencia de lo que significa salir hoy a emitir nuestro voto en las elecciones locales:
  • La lucha de las mujeres por el derecho al voto, en México, se ubica desde 1870, con grupos como "Las Hijas del Anáhuac". Para 1883, "Hijas de Cuauhtémoc" dejaban sus planteamientos sobre el tema en el periódico Vesper. Otros grupos presentaron, en 1900, su petición a Porfirio Díaz y, después, a León de la Barra, para que se reconociera su calidad de ciudadanas.
  • Sobre el reconocimiento de la ciudadanía de las mujeres, Lázaro Cárdenas presentó la iniciativa en 1937 (en Campeche y Chiapas se había otorgado, a nivel local, desde 1920). Si bien la propuesta del presidente se aprobó en ambas cámaras, se detuvo por "omisión" en los trámites finales.
  • Para 1946, la recién creada Organización de las Naciones Unidas, ya "jalaba orejas" a los países cuyas constituciones no otorgaban el voto a las mujeres.
  • En 1952, el presidente Adolfo Ruiz Cortines no pudo sustraerse más de las presiones internacionales y él mismo convocó, a través de la figura de Amalia Castillo Ledón, a mujeres para que solicitaran su derecho al voto.
  • Fue, pues, el 6 de octubre de 1953 que se otorgó la ciudadanía y el derecho al voto a las mujeres mexicanas. En su discurso, Ruiz Cortines advirtió:
"Aunque sean ciudadanas, no deben olvidar su papel, que es alentar al hombre, tener virtudes morales y ser abnegadas"

¿Qué cambió a partir del 7 de octubre de 1953?... en la práctica, quizá nada. Las mujeres de la época siguieron sin contar mucho como personas, sin poder opinar ni decidir en temas públicos ni privados. La primera oportunidad de ejercer el voto sucedió hasta 1955. Las transformaciones y derechos han ido ganándose paso a paso desde entonces.
Desde 1994 voto en todas las elecciones. Durante mi verano del 2006, en la ahora CDMX, permanecí 6 horas en la fila de la casilla especial, para emitir mi voto. He sido funcionaria de casilla en 2 ocasiones, escrutadora y presidente, respectivamente. He actualizado mi credencial para votar cada vez que he cambiado de domicilio. Hoy, en unas horas, acudiré a la casilla que me corresponde y votaré. No milito en partido político alguno. Investigo, escucho, leo, analizo, reflexiono y decido. 
Y voto. Porque, más allá de lo que podamos pensar sobre la trascendencia de los resultados, no podemos darnos el lujo de perder la voz que ganamos. Que costó tanto ganar.

Así las cosas.
Fuente: 
Lovera, S. y Casas, Y. (2004). 
El voto de las mujeres
México: Plaza Janés.







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