7.05.2017

Otra vuelta al sol


A tres semanas de cumplir 41, me cuesta recapitular el último año de mi vida. ¿A dónde se va lo que se va y no vuelve a ser más?

El camino ha sido, en extremo, sinuoso. Si bien con tramos muy gozosos, al cobijo de buena sombra y compañía inmejorable... me sé con frecuencia en páramos ingratos, andando -casi- a ciegas.

Me queda claro que la "naturaleza humana" sigue siendo un misterio para mí. Me abruma la complejidad de las interacciones, las máscaras, los roles y, lo que podría llamar, "currícula oculta" en las conductas observables. 

Me alivia saber a los míos, cercanos. Sentir su abrazo, su confianza.

Ha sido un año de sonrisas grandes y sinceras, sí. De amistades nuevas, hermosas. De otro libro publicado.

Y del aprendizaje mayor: nunca terminamos de aprender. Siempre podremos ser los últimos, los más solos... y es preciso observar con calma el devenir de la vida, en tanto seguimos entregando lo mejor que nos nace de adentro, porque así somos... y no puedo ser de otra manera.

Así las cosas.



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