12.09.2018

Fuiste dulce, 2018

Jamás terminará de asombrarme cómo el tiempo se las arregla para escurrirse entre los pasos que atinamos a dar día tras día. Es diciembre de 2018 y llega la hora de los recuentos. Nos vemos al espejo, ante nuestro público más crítico, y rendimos cuentas.

Hoy, con la paz que los años van dejándonos en el cansancio del cuerpo, me siento particularmente satisfecha. Puedo asomarme, de reojo y rapidito, al 2017 y de aquellos días a este punto hay distancias impresionantes... todas dentro de mí.

El 2018 me dejó, sí, una estancia en el hospital luego de trámites y peregrinaciones burocráticas. Sin embargo, mi estado actual es por demás saludable y me siento tan fuerte como siempre.

Laboralmente cerré mi primer año en Ibero con dos semestres bastante satisfactorios. Mi retorno a Educación Superior ha sido grato y ya me preparo gustosa para el inicio del siguiente ciclo. En Altazor la dinámica laboral está fortaleciéndose y el equipo de trabajo, reconfigurado, avanza hacia horizonte prometedor; el próximo año anuncia grandes satisfacciones y la sola idea me emociona como no tienen idea.

Noches de Luna Brava cumplió 5 años. La celebración con espectáculo el día de mi cumpleaños resultó una noche deliciosa. Es una fortuna poder compartir lo que te gusta con compañeras tan talentosas y un público tan cálido, leal y entusiasta. 

Inicié mi colaboración con Historiografía Mexicana, un proyecto de divulgación (y curaduría) de materiales históricos bastante bien estructurado y gestado desde la pasión por la historia de México. Por ahí estoy en las rúbricas y, recientemente, en episodios que comparten textos de plumas femeninas.

Mi familia está bien. Mis grandes amigos, cerca, más que nunca. Mi corazón muy abrazado por el cariño de los míos. Frente a ese espejo de los recuentos, puedo sonreír con la sonrisa amplia porque, sí, fuiste dulce 2018.

Acá les comparto mi canal de Spotify, algo que no hubiera logrado sin ese cariño y acompañamiento que agradezco con toda el alma... vienes bonito, 2019, ya te adivino.

10.20.2018

Idilio amoroso y textual...

Lo mío con los libros se ha convertido al paso de los años en un idilio por demás aleatorio y afortunado... así, a lo Maga y Oliveira, nuestros encuentros por la ciudad son resultado del azar. A veces un ejemplar, otras, como hoy, varios.




Hace ya bastante tiempo, en mis años universitarios, El Día de UABC exhibió en sus aparadores un ejemplar precioso con pasta dura de "El segundo sexo", de Simone de Beauvoir. Los casi quinientos pesos del precio lo volvieron por completo inalcanzable en aquellos días. Lo busqué después, de manera intermitente, sin éxito. La semana pasada, en Instagram, un alma piadosa —rematando su biblioteca— lo ofrecía a un precio que, hoy, sí estuvo en mis manos pagar. Me lancé a la cita en el Pasaje Rodríguez a por él. 

Mi corazón enamorado habría tenido suficiente con este botín, pero las mesas de El Grafógrafo guardaban algo para mí. Eché un vistazo sin prisa, recorrí lomitos sin interés específico, solo por la emoción de la búsqueda, y estaban ahí:




Descubrí la palabra "cartas" y me detuve en seco. El género epistolar me resulta por demás apetecible. Será la curiosidad por la comunicación ajena, el deleite en las formas del trato; esa manera —casi— extinta de relacionarse, mantenerse cercanos y ser con y para otros a través de las palabras, me provoca real fascinación. Ojalá siguiéramos escribiéndonos en papel, enviando en sobres nuestro cariño, descubriendo en los buzones de casa las palabras añoradas. "Cartas desde México" de Rosalie Evans. Ubiqué en la contraportada el contexto: Puebla, 1918-1924, y no dudé.

A tan solo unos cuantos lomitos a la derecha, "Las actividades espaciales en México: una revisión crítica", por Ruth Gall y otros, edición del FCE y la SEP, de 1986. Proclive a los temas científicos, el título en sí mismo me hizo detenerme; sin embargo, que el proyecto estuviera liderado por una mujer, fue lo que me llevó a hojear el ejemplar. Disfruto con deleite el texto académico (lo mismo que los literarios). El lenguaje claro y objetivo; la estructura y metodología; los temas alejados (¡y lo celebro!) del pensamiento mágico, arrojando luz sobre el mundo, la naturaleza, los seres humanos, me pueden atrapar con euforia, como lo hace una gran novela o un poemario encendido.

Lo tomé con el pretexto de regalarlo a la cría, tan interesada últimamente en la ciencia y los posibles vuelos por el espacio exterior. Y, sí, por no sentirme egoísta llenándome de libros para el goce personal.

Y volví a casa a encerrarme con los tres, a revisarlos en privado. De "The second sex" y la Beauvoir tengo años de información y acompañamiento, así que busqué a Evans y Gall, para conocerlas mejor y tener más claro desde dónde escribieron estos libros. Y encontré que, si bien ambas extranjeras, cada una vivió su relación con México de manera distinta: 

Para Evans fue el país próspero, de finales del porfiriato y, años más tarde, el lugar donde murió su esposo inglés y donde luchó (hasta perder la vida) por recuperar sus propiedades (tomadas por la Revolución) desde su percepción de justicia sin tener claro el panorama nacional, más allá de su problemática particular.

Por su parte para Gall, polaca que llegara a México huyendo de la Segunda Guerra Mundial, este país que volvió suyo adoptando la nacionalidad, fue su trinchera científica. Sus aportaciones resultaron innovadoras, en un México de la segunda mitad del siglo XX, por su conciencia sobre la brecha científica y tecnológica que debíamos cerrar.

Tres autoras, pues, para aprender mucho de ciencia, historia y nosotras mismas. No podría estar más feliz con los hallazgos.

Así las cosas.

7.12.2018

El julio 42 de mi vida...


Iniciamos ya la segunda mitad del 2018, testigos y partícipes de procesos electorales inéditos que nos mantienen muy atentos al devenir del país. Sin panaceas ni soluciones mesiánicas, la ciudadanía responsable va más allá del voto. Seamos congruentes.

Año de transiciones personales, sin duda, sin embargo sin abandonar la docencia que me nutre tanto. En lo laboral, como en cada aspecto de mi vida, busco mantenerme fiel a mis convicciones. Mas, en este punto, es preciso andarse con límites claros y atenta a la salud, la familia. Una se abandona con facilidad ante el furor de los entusiasmos... una ya no está para esos "trotes".

Sí, voy de apoco asimilando esta mujer en quien me convierto al paso de los años. Observándome con atención a mis cambios, a los nuevos alcances y necesidades. Reconozco el trayecto que aún hay por andar y asumo la responsabilidad de vivirlo a plenitud, con los sentidos dispuestos y la voluntad fuerte. Por mí y cada uno de los míos. 

Recibo cada "señora" de los desconocidos, con la serenidad de saber que ciertamente voy en esa etiqueta, con todo lo bonito de mi vida. Prefiero el "profe", de cualquier manera, pero ya no me erizo ni me acongojo.

La cría, en poco tiempo, me rebasará en estatura, ánimo e inteligencia. Me preparo para ser madre de una adolescente, no sin nostalgia, lo confieso, y para ayudarle a subir cada peldaño por venir... hasta verla alzar el vuelo.

Sí, la vida es distinta a lo que fue en aquel lejano 2004, cuando nació este blog. La vida, el mundo y yo.

Así las cosas.

5.21.2018

Atenta invitación | «Notas al pie» en la XXXVI FLT




Pues bien, luego de 1 año de su presentación en CDMX, ahora traemos «Notas al pie» a la XXXVI Feria del Libro de Tijuana.

Me emociona contar con la presencia de dos mujeres talentosas, a quienes admiro mucho, en los comentarios: Mariel Miranda (socióloga y fotógrafa) y Sonia Gutiérrez (poeta y docente). 
Mariel Miranda
Sonia Gutiérrez

La cita es el próximo sábado 26 de mayo, a las 19:00 hrs., en la Sala de Lectura del CECUT.

Allá nos vemos.

1.15.2018

En el filo del gozo | Rosario Castellanos

I

Entre la muerte y yo he erigido tu cuerpo:
que estrelle en ti sus olas funestas sin tocarme
y resbale en espuma deshecha y humillada.
Cuerpo de amor, de plenitud, de fiesta,
palabras que los vientos dispersan como pétalos,
campanas delirantes al crepúsculo.
Todo lo que la tierra echa a volar en pájaros,
todo lo que los lagos atesoran de cielo
más el bosque y la piedra y las colmenas.

(Cuajada de cosechas bailo sobre las eras
mientras el tiempo llora por sus guadañas rotas.)

Venturosa ciudad amurallada,
ceñida de milagros, descanso en el recinto
de este cuerpo que empieza donde termina el mío.


II

Convulsa entre tus brazos como mar entre rocas,
rompiéndome en el filo del gozo o mansamente
lamiendo las arenas asoleadas.
(Bajo tu tacto tiemblo
como un arco en tensión palpitante de flechas
y de agudos silbidos inminentes.
Mi sangre se enardece igual que una jauría
olfateando la presa y el estrago.
Pero bajo tu voz mi corazón se rinde
en palomas devotas y sumisas.)


III

Tu sabor se anticipa entre las uvas
que lentamente ceden a la lengua
comunicando azúcares íntimos y selectos.

Tu presencia es el júbilo.
Cuando partes, arrasas jardines y transformas
la feliz somnolencia de la tórtola
en una fiera expectación de galgos.

Y, amor, cuando regresas
el ánimo turbado te presiente
como los ciervos jóvenes la vecindad del agua.
De De la Vigilia Estéril

Versión electrónica recuperada de: MATERIAL DE LECTURA UNAM