7.12.2018

El julio 42 de mi vida...


Iniciamos ya la segunda mitad del 2018, testigos y partícipes de procesos electorales inéditos que nos mantienen muy atentos al devenir del país. Sin panaceas ni soluciones mesiánicas, la ciudadanía responsable va más allá del voto. Seamos congruentes.

Año de transiciones personales, sin duda, sin embargo sin abandonar la docencia que me nutre tanto. En lo laboral, como en cada aspecto de mi vida, busco mantenerme fiel a mis convicciones. Mas, en este punto, es preciso andarse con límites claros y atenta a la salud, la familia. Una se abandona con facilidad ante el furor de los entusiasmos... una ya no está para esos "trotes".

Sí, voy de apoco asimilando esta mujer en quien me convierto al paso de los años. Observándome con atención a mis cambios, a los nuevos alcances y necesidades. Reconozco el trayecto que aún hay por andar y asumo la responsabilidad de vivirlo a plenitud, con los sentidos dispuestos y la voluntad fuerte. Por mí y cada uno de los míos. 

Recibo cada "señora" de los desconocidos, con la serenidad de saber que ciertamente voy en esa etiqueta, con todo lo bonito de mi vida. Prefiero el "profe", de cualquier manera, pero ya no me erizo ni me acongojo.

La cría, en poco tiempo, me rebasará en estatura, ánimo e inteligencia. Me preparo para ser madre de una adolescente, no sin nostalgia, lo confieso, y para ayudarle a subir cada peldaño por venir... hasta verla alzar el vuelo.

Sí, la vida es distinta a lo que fue en aquel lejano 2004, cuando nació este blog. La vida, el mundo y yo.

Así las cosas.