Hace varios meses me llegó la convocatoria... y yo, que desde hace años soñaba con participar en el MUJERES POETAS EN EL PAÍS DE LAS NUBES, pa pronto me puse a completar la serie de requisitos que piden para seleccionar a las invitadas...
Por ahí de agosto mi coordinadora, Liz Durand, me confirmó que había sido seleccionada. ¡La noticia me llenó de gusto!
Me informó, también, que en esta ocasión las poetas nacionales estaríamos concentradas en el Centro Histórico de la Ciudad de México y las extranjeras estarían en las comunidades de Oaxaca.
De inicio sí me desilusionó un poco la noticia... sin embargo, soy una enamorada del D.F., de su centro, así que eso de la desilusión en realidad me duró muy poco... sería bueno reencontrarnos luego de 6 años.
Luego de un vuelo nocturno, llegué al D.F. el domingo 4 de noviembre a las 6:00 a.m., directo al Hotel a dormir un poco. Luego de un desayuno que me supo a gloria, me lancé al edificio del Fideicomiso del Centro Histórico, donde se realizaría la primera sesión de lecturas. En el camino me encontré a mi editora y amigasaza del alma, Rosario Orozco, quien llegó al Encuentro desde Guadalajara.
En los primeros momentos, ser testigo del re-encuentro de todas estas mujeres que parecían conocerse de toda la vida, me provocó esa sensación de ser intrusa en fiesta ajena jeje Poco a poco, al ir escuchándoles, fui entendiendo la naturaleza de la unión: la poesía.
El rango de edades de las participantes resultó bastante amplio, desde las chicas universitarias veinteañeras hasta las octogenarias con poemas cargados de experiencia y sensibilidad.
La fotito de grupo fue al cierre del primer día de lecturas... y el Encuentro apenas iniciaba.
El segundo día, Rosario y yo desayunamos en una fondita buena, bonita, barata y bike friendly, recomendación del buen Nahúm Torres, en la Calle Regina: Dzib. De ahí nos lanzamos a la sede del segundo día: la Universidad del Claustro de Sor Juana.
Sólo diré que ni en mis sueños más locos hubiera imaginado leer en tal recinto. La emoción, que como mujeres poetas mexicanas, sentimos al compartir nuestros textos en el espacio en el que, en algún momento de la historia, la misma Sor Juana recorriera, es indescriptible. No faltaron los arranques espontáneos por compartir -de memoria- las famosas redondillas por parte de algunas de las participantes. En general, me parece el momento más simbólico del Encuentro.
Haber contado con tan espléndido altar de muertos a Sor Juana, María Félix y otras mujeres ilustres de México, como fondo para las lecturas fue, sencillamente, perfecto.
Ese mismo día, ya por la noche, acompañé a Rosario Orozco, Nahúm Torres y Hugo César Moreno, en la presentación del número 21 de la Revista Va de Nuez, en Hostería La Bota
Finalmente, el martes 6 de noviembre, el cierre del Encuentro fue en el MUNAL. Otra serie de lecturas, recuentos, propuestas, emociones, risas, intercambio de textos, tarjetas, contactos. En esa ocasión compartí la mesa con las poetas "del norte" (prácticamente todas de Chihuahua... y yo, orgullosamente de Tijuana -el otro norte-).
La experiencia, en total, me resultó de lo más grata y satisfactoria. El nivel de los textos presentados fue muy bueno. Y, me parece, de lo más enriquecedor fue descubrir que más allá de nuestras diferencias generacionales, geográficas, de contexto, nos resultaba posible identificarnos en las letras de las demás. El dolor y la preocupación por nuestro país era evidente y explícito, las distintas ponencias lo dejaban más que claro, sin embargo a todas nos mantenía unidas un halo de optimismo, de confianza absoluta en el granito de arena que, así, todas juntas, se convierte en arenal.
Cierto, no fui a Oaxaca, pero andar el Centro Histórico esos tres días, me resultó de lo más enriquecedor y estimulante. La Ciudad -ombligo del mundo-, está viva y es una lengua de olas que nos recuerda el potencial extremo de nuestros sentidos.
Larga vida, Mujeres Poetas en el País de las Nubes...