NAIMA
Qué admirable es tu nombre en toda la tierra…
Salmo 8
De un oscuro resplandor entre tus muslos
veo emanar la voluntad y la sombra, el diario pan
de carne que concedes.
Oh tú, la inmaculada, escúchame.
Acude a mi plegaria.
En el momento de la pequeña muerte
llámame Pródiga de sombras
ilumíname Entre tus manos llévame
consuélame Rosa de los vientos
calor de soledad consúmeme Levántame
en tu flama.
Sobre tu altar está amarrado
el cordero de mi amor:
alzo el cuchillo.
Oh reina de los nombres, sagrario de esperanza,
consoladora de los que son de noche:
oye mi súplica.
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