De pronto me cuesta recordar hace cuánto no pasaba tantas horas habitando mi departamento. Atendiéndolo, organizando cosas, reubicando muebles, cambiando plantas de maceta. Durmiendo hasta que el cuerpo así lo decide. Apropiándome de la cocina de nuevo, eligiendo con parsimonia ingredientes y especias. Una agradece, sinceramente sí, estas breves pausas sustentadas por la Ley Federal del Trabajo en México.
Una vez contenido un conato de resfriado, el sábado, el domingo fluyó como fluye la vida entre dos que se aman y conocen de años: sin muchas palabras, con movimientos precisos, sincrónicos, en el deleite afable de saberse en casa.
Ya son tres años en este depa que ha sido y es uno de los mejores sueños alcanzados. Y sucede que estas pausas me recuerdan lo grato que es estar aquí: lo tan dulce de cada libro en los libreros, lo sabroso que suenan los vinilos en el tocadiscos... y lo mucho que va quedando de mí en cada cuadro sobre las paredes, en la disposición de muebles y objetos... en las memorias.
Me apasiona mi trabajo y no le escatimo esfuerzo, ni tiempo... pero estas pausas son un idilio personal y con la cría; un tiempo para soñar, imaginar y hacer planes. Para observar el mundo desde otra perspectiva y apapacharnos.
Así las cosas, desde este lunes inhábil oficial.
3.20.2017
3.05.2017
Notas al pie
De "Notas al pie" puedo decir que se trata de un proyecto afortunado, que me ha llenado de alegrías desde que inicié a escribirlo en el 2015.
Fortuna fue también que el manuscrito llegara a manos de Dora Castillo, de Shula Cartonera, en Monterrey. Su labor editorial logró la colaboración de Lorena Baker con la portada y del poeta Juan Carlos Abril en el prólogo y cuidado de la edición. La lectura de ambos a mi texto resultó gratísimo abrazo a mis letras que dejó al descubierto, para mi fascinación, otras miradas sobre mi trabajo.
Anoche lo presentamos en la CDMX, gracias a las gestiones de mi estimado Nahúm Torres de Suplemento de Libros, en Wiser Books & Coffee. Los comentarios estuvieron a cargo de mi buen Doctor Hugo César Moreno Hernández, quien me calificó de ñoña por encontrar poesía en George Herbert Mead jaja (solo los amigos que te quieren pueden decirte cosas tan bonitas).
La vida va llenándose de alegrías, de momentos, amigos y páginas para compartir. Los libros permiten encuentros (textuales) y memorias para dejarnos la sonrisa grande.
Así las cosas.
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