Hipérbole Frontera vio la luz en julio de 2020, como resultado de un ejercicio de emergencia, ante la entonces cuarentena de cuatro meses, que no anunciaba final cercano.
Habituada a las actividades de fomento a la lectura y promoción cultural, el confinamiento limitaba mi campo de acción. Así que, tan pronto lo tuve claro, puse manos a la obra. Con calma, a mi paso y aprovechando el tiempo libre entre las jornadas intensas de home office y todo lo que implica la vida en estos tiempos.
Equipo de una persona, para atender lo que haga falta, tomar decisiones, administrar el tiempo y sacar la talacha lo mejor posible.
Al Número 1, respondieron generosamente los amigos convocados con sus poemas (Alfonso, Flora, Olga). Poco a poco, las convocatorias mensuales, van ganando poder de respuesta. Ejemplo de ello es el Número 9 Meditación en el umbral. La edición de marzo, en homenaje y diálogo con el poema de Rosario Castellanos, donde tengo el gusto de compartir poesía, narrativa, proyectos, imágenes, reseñas de, para y por mujeres.
Cada número me ha resultado entrañable. Y me contenta compartir tanto voces nuevas como de reconocida trayectoria. Lo mismo puedo decir con las imágenes de portada: me honra hasta lo indecible su confianza en este proyecto modesto, de breves páginas, pero enorme voluntad de divulgación.
A estos nueve meses de trabajo editorial, se suma la satisfactoria colaboración a distancia con Ediciones Periféricas, en nuestras mesas de #PoesíaCircundante | De Frontera, el pasado 26 y 27 de febrero. Qué maravilla tejer puentes entre sitios distantes gracias a la palabra.
Va pues mi agradecimiento como editora por cada colaboración, cada lectura. Estos tiempos son mejores, gracias a ustedes.
Así la vida.