Quisiera presentarles un recuento detallado del 2021... pero, tengo la sensación de que sucedió todo demasiado aprisa. Así que, en síntesis, ahí les va:
Mi familia está entera, sana. Todos y todas vacunados contra el COVID.
Yo dije adiós, en noviembre, al anillo intraocular que llevaba en el ojo derecho desde 1997; la córnea se adelgazaba (por causas desconocidas, pero normales) y fue preciso sacarlo antes de que saliera por cuenta propia, con riesgo de infecciones graves y no sé qué otros horrores. Con su extracción supe que llevaba meses sintiendo el ojo fatal, pero sin prestarle atención por creer que la molestia se debía a la luz de las pantallas. Santo remedio.
Y, al cierre de diciembre, tuve una histerectomía con la que me despedí de tres años de sangrados abundantes, anemias y malestares cada vez más agudos. Antes de que esos miomas pusieran en riesgo mi vida, adiós. Sigo convaleciente, bajo los cuidados de mi madre. El procedimiento por laparoscopía resultó grandioso, en cuanto a movilidad y tiempos de recuperación; ahora sólo debo ser paciente con mis heridas internas (no es metáfora).
Este último par de meses me dieron la vuelta en mi rutina de vida cotidiana. Visitas médicas, citas, estudios, laboratorios... estuvo intenso el ajetreo. Pero, ya voy de salida.
Fuera de estas gestiones médicas, el 2021 me dejó —tanto como le fue posible— gratos recuerdos. Hipérbole Frontera cumplió 1 año en julio y ya estamos en el número 19, salidito del horno justo hoy. Tuvimos colaboraciones con IMAC y Ediciones Periféricas; y las colaboraciones con textos y artes visuales fueron en aumento, desde distintos lugares de Hispanoamérica.
Inicié un proyecto de radio, en IBEROTJ Radio: Intersecciones. Nomás porque extrañaba mucho hacer radio y en mi trabajo hubo espacio. Los 8 primeros episodios fueron para compartir temas que me apasionan en torno al libro, la lectura y las historias que se tejen alrededor. Luego me seguí con invitados e invitadas increíbles que generosamente compartieron también su gozo lector. Muy, muy contenta con el proyecto.
Con Noches de Luna Brava volvimos a tener presentaciones "presenciales". Luego de la experiencia en línea todo el 2020 y un show especial para el CECUT, para el día de la mujer; la segunda mitad de 2021 nos abrió la puerta en actividades públicas y privadas. Fue tan maravilloso volver al escenario.
Hablando de poesía: mi serie "Apología de la espera" cruzó el océano y aterrizó en las páginas de Paraíso, revista de poesía de Jaén, España, que dirige mi estimado Juan Carlos Abril. La edición impresa —hermosísima— llegó a mis manos y me llenó de alegría encontrarme ahí
Por invitación de Eric Jair Palacios y Metaletras Editorial, 5 poemas míos aparecen también en la antología "Recuerdos del vacío" que se presentó a finales de noviembre en Norte 32º. La edición artesanal y limitada, constó de 100 ejemplares que se vuelven ahora joyas para los coleccionistas de literatura bajacaliforniana. Comparto páginas con Rosina Conde, Ruth Vargas Leyva, Elizabeth Cazessús y Carmen Campuzano.
Y talacha docente, porque amo y —claro— hay que corretear la chuleta. Justo en octubre cumplí 1 año en la chamba. Tranquila, contenta.
Así que, bienvenido 2022... ya te esperaba.