11.22.2015

Asuntos de la nostalgia


¿Recuerda usted cuál fue el primer LP que compró en su vida?... Sí, hablo de vinilos, de tiempos remotos, de nostalgia.

En mi caso, era 1988. 12 años y un billete de 20 pesos (de aquellos, de entonces) fueron suficientes para buscar en la mesa de discos del Calimax (sí, entre carnes y abarrotes, el supermercado local tenía una mesa de "ofertas") hasta toparme con la mirada insinuante del argentino, que prometía delicias con la leyenda "atado a un sentimiento".

No digo que fuera mi primer disco. En casa de mis padres siempre hubo música. Aún conservo mis ediciones de Parchís, Burbujas y Heidi. Sin embargo ese de 1988 fue el primer disco que yo, por voluntad propia y con todo el poder de autodeterminación que el "domingo" paterno me brindaba, tomé entre mis manos para llevarlo a casa.

En aquellos tiempos los vinilos eran costosos. Mi colección musical de secundaria se llenó de casetes, que resultaban más sencillos de conseguir. Qué decir de autoproducir, grabando canciones de la radio.  

En los noventas todo fue disco compacto. Y, cuando menos nos dimos cuenta, ya teníamos cientos o miles de canciones en la memoria de la computadora.

Gracias a consejos sabios, hace más o menos un par de años me hice de un tocadiscos y volví a comprar vinilos. La mayoría en tiendas locales de discos usados: templos a la nostalgia. 

Justo hoy tuve oportunidad de acudir al Tijuana Record Show en las instalaciones del ICBC. Apenas entrar al pasillo de acceso a la galería, donde se instalaron los vendedores, y ese aroma de disco viejo se apoderaba de una, con cierto efecto hipnótico y seductor. Me traje 5, más uno de Louis Armstrong que eligió la cría y, obvio, no pude negarme a comprar.

Ahí estábamos, todos, en la búsqueda. Porque la pureza digital no puede compararse, ni remotamente, con el sucio encanto del scratch al girar y girar:

El incitante sonido de la aguja sobre el vinilo...
Caricia punzantelengua afilada que lo hace cantar

...¡supera ésa, IPod!
Sí, ahí estábamos. Y de pronto te encuentras con la sonrisa cómplice de algún reciente conocido que te saluda y pregunta "¿le gustan los vinilos?", como sabiendo que, en el fondo, compartimos un vicio común; que no somos tan distintos. Sí, eso hace la música en vinilo, en estos tiempos de Soundcloud y Spotify.

Mi modesta colección, entonces, ha crecido un poquito hoy. Algún otro día me daré la vuelta por ciertos lugares en la ciudad que me han recomendado. Y seguiré a la espera de volver a mi favorito, ese cielo de los coleccionistas de vinilos: Amoeba.


Así la vida. Así la nostalgia.


11.10.2015

Canciones y poemas


Fue en junio del 2013 cuando, por invitación de Gabriela Bojórquez, iniciamos este proyecto de canciones y poemas en El Lugar del Nopal. Se trataba entonces de un espectáculo de una noche, pero lo disfrutamos tanto y el público lo recibió con tanto cariño, que ya son más de dos años de llevar las Noches de Luna Brava a distintos espacios de Tijuana, Tecate y Chula Vista, CA.

Dos años de compartir con Gaby y Hadia, no solo textos de poemas y letras de canciones sabrosas; sino también nuestras propias historias, los pasos que vamos dando, las tristezas de la vida y los hallazgos afortunados.

Algunas amistades se tejen así: con momentos llenos de sueños, retos afrontados en equipo y logros compartidos. Con admiración profunda al trabajo de las otras y la certeza de que este proyecto a tres voces está dejando algo muy valioso en quienes nos escuchan: el interés por la lectura de los autores que compartimos y un momento de reflexión sobre la importancia de amar, sin miedos ni culpas, gozosamente.

Hace un par de días tuvimos presentación en el Praga Café, de Tijuana. Y, como cada vez, la experiencia me deja con la sonrisa en los labios durante días, tarareando canciones y recordando versos que le tiemblan a una por dentro. 

En un mundo como el nuestro, la vida encuentra espacios para ofrecernos sus encantos: la poesía y la música son algunos de ellos. Será por eso que cuando hacemos las Noches de Luna Brava, una siente que por espacio de casi dos horas, quienes nos escuchan se llevan ese encanto... y por eso vuelven.

Así la vida.

10.31.2015

Elena Urrutia




Conocí a Elena Urrutia durante el Curso de Verano del PIEM, en el COLMEX, en el 2006. Pero le había encontrado unos años antes, cuando hacía la tesis de licenciatura y me conseguí, recién salidito del horno, el libro Estudios sobre las mujeres y relaciones de género en México: aportes desde diversas disciplinas (COLMEX, 2002), que la académica mexicana coordinó.

Está de más mencionar la emoción de "groupie" el primer día del curso, al encontrarme en el mismo salón con la responsable de un texto que significó tanto en mi vida universitaria y personal. Entonces de 74 años, se le podía ver todas las mañanas subir y bajar por los pasillos del Colegio de México, arrastrando un carrito con un pequeño tanque de oxígeno, al que le unían delgados tubos de plástico. Siempre animosa y dispuesta, generosa al compartir su experiencia y conocimientos, ese año coordinaba el Curso de Verano. Fue un verdadero honor conocerle.

Fundadora del Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer (PIEM), en 1983, primer programa de su tipo y nivel en nuestro país; Elena Urrutia es, me parece, junto con Marta Lamas y Marcela Lagarde, uno de los tres pilares fundamentales de los estudios de mujeres y género en nuestro país. Gracias a mujeres como ella, estos temas se convirtieron en objeto de estudio académico formal, abriendo la puerta a muchas otras y dejando tras de sí un riquísimo legado teórico que, tarde o temprano, ha logrado incidir en la toma de decisiones en materia de políticas públicas.

Anoche, ya tarde, leí la noticia de su muerte. Algo justo en la frontera entre la tristeza y el agradecimiento me llenó el corazón. Lamento su partida, pero celebro su vida. Agradezco su valor y persistencia (porque en nuestro mundo, sin valor y persistencia las cosas para las mujeres nomás no funcionan). Y me llena de satisfacción haber podido coincidir con ella (y un grupo de mujeres extraordinarias) aquel verano del 2006, en su PIEM: ese espacio académico que cambió mi vida.

Descanse en paz, Elena Urrutia.

9.19.2015

«¿Para qué sirve el box, mamá?»



Cenábamos anoche, la cría y yo, en restaurante de cadena nacional con tremendas pantallas de televisión que transmitían un popular canal deportivo. 

El programa era de box. Bueno, de esa nueva versión en la cual pelean descalzos y pueden dar rodillazos y rodar por el suelo. La pelea se acompañaba de la faramalla teatral de entrevistas a los peleadores, donde gritan, amenazan y lanzan toda una serie de improperios y fanfarronadas. Teatrales, en serio, la gesticulación, las miradas... (son buenos actores, es innegable).

De pronto, la cría me pregunta con espontánea y auténtica curiosidad:

«¿Para qué sirve el box, mamá?»

Casi en automático, me escuché responder:

«Es una válvula de escape social.»

Al ver su cara comprendí que era necesaria una explicación más simple y clara. Aunque, de entrada, su pregunta ya dejaba ver lo absurdas que las escenas en pantalla le resultaban.

Inicié explicándole que al decir "válvula de escape" estaba en realidad usando una metáfora. Busqué un video en YouTube para mostrarle la manera en que una olla de presión funciona: como el calor y los vapores que se acumulan en su interior, de no contar con ese mecanismo que deja escapar poco a poco un hilito de aire caliente, terminarían por hacer explotar la olla.

Entonces, continué, cuando las personas, comunidades y sociedades, acumulan por mucho tiempo enojo y malestares, son como esa olla de presión. Son "necesarios" mecanismos (en este caso mediáticos) que les permitan sublimar las emociones violentas, para evitar la explosión. Como noté que aún no quedaba del todo satisfecha con mi explicación, le recordé la historia de Miguel Hidalgo y la lucha por la Independencia de México (qué seguramente tienen ya muy vista las escuelas en estas fechas). Le recordé el contexto, la dependencia de España, la situación del país... los muchos siglos de acumular ese "malestar". Entonces México estalló. Y, bueno, otro ejemplo fue la Revolución Mexicana. 

Ya en otro momento de su vida profundizaré en los detalles históricos que la SEP omite con alevosía.

Volviendo al box, resulta que al observar hombres golpearse mutuamente hasta sangrar y caer al suelo, las personas satisfacen sus instintos violentos. Tal afirmación a ambas nos pareció triste... terrible.

Ella comentó entonces que algún pariente cercano le dijo que no debía ver esos programas porque luego los niños pelean en la escuela (por seguir el ejemplo de la televisión). Lo cual me llevó a comentarle que no a todos los niños les explican lo que ven en la tele. No todos reciben de sus adultos cercanos la mediación necesaria respecto de los contenidos televisivos, por eso creen que todo lo que observan en la pantalla es cierto o correcto y lo quieren imitar.

Cerramos el diálogo de acuerdo sobre lo injustificada que resulta la violencia humana. Y con algo de análisis de medios, aprovechando el viaje.

Así la vida.

8.13.2015

Agosto update...

Vamos de nuevo con los poemarios de Enriketta Luissi
sábado 22 de agosto
Galería La Blástula

 Fin de semana con doble show de 
Noches de Luna Brava
Tijuana y Chula Vista

***
Por ahí nos vemos, agosto.

8.04.2015

Tord Gustavsen y el erotismo dialéctico… de la vida

[De mi colaboración para Dijazz Radio]


Proclive, como soy, a las ejecuciones de piano; a la seductora simetría en blanco y negro de su cuerpo; confieso que a Tord no le tomó más de una vuelta entera al disco para tenerme rendida, sin remedio, a la sonora voluntad de sus manos. Poco supe entonces de las maravillas teóricas que este pianista guardaba bajo la manga.

Sí, este prodigio noruego de la naturaleza, además de exquisito pianista, ha desarrollado una carrera académica en musicología, en la Universidad de Oslo. En el ensayo “The Dialectical Eroticism of Improvisation”, Gustavsen presenta el resumen de los postulados que aborda a profundidad en su tesis. ¡No puedo siquiera aproximarme a describir el regocijo que sentí de saber que compartimos bibliografía! Que los mismos textos en mis libreros (Mind, Self and Society de Mead, o The Social Construction of Reality de Berger y Luckmann, por ejemplo), le acompañaron en su proceso académico. Aún sonrío.


Para leer el texto completo, haga click AQUÍ.

La Ballena de Jonás (2014)

[De mi colaboración para Paper Moons, literatura y más, 14/11/2014]


La segunda pieza es Periscopio, una de mis favoritas del disco. En el mismo tono que la primera, te invita igual a bailarla que a tararear. Me puede encantar la guitarra; sus momentos protagónicos, siento, son la voz que cuenta la historia aquí. ¡Y ese cierre!... te hace sentir dentro del submarino, observando, con asombro, el universo en las profundidades del mar.

El número tres es Piruetas. Aquí bajan la intensidad y nos presentan, me parece, la pieza más dulce de todo el disco. Aun completamente instrumental, vaya, sin letra, el violín nos cuenta una historia extraída de los propios recuerdos. Esta canción es un abrazo, dulcísimo. Una lindura.

Devorador es la número cuatro. Acá le entran con todo a la pasión tanguera. Un cambio de atmósfera. De entrada se siente la influencia de Piazzolla (y, seguro, los arreglos de Martín). Pero, más adelante, retoman su ritmo juguetón y entran las voces cantando el coro. Sí, son La Ballena. El acordeón no suelta la nostalgia. La flauta y el clarinete mantienen el drama.



Para leer la reseña completa, haga click AQUÍ.

8.02.2015

Tú y las nubes, otoño...

[De mi colaboración para el blog de Miguel Rovel, 28/04/2015]


Segura estaba que, para olvidar las penas terrenales, era preciso mantener la mirada en alto. Abandonarse al embeleso que provocan  sus colores en la puesta de sol.  Y dejarse arrastrar por la marea de palabras que brotan del alma, entre cirrus, estratos, nimbos y cúmulos; abonándole al campo semántico de las historias suspendidas en la atmósfera.

Tengo tanta nube entre las manos
¡si vieras!
Tanta nube entre las manos
como para no dejarte ni el último rincón de los sueños, sin nublar…
Como para que vuelvas
cada vez
en busca de mi cielo.

Así los años y el idilio se fue tejiendo a punta de palabras y fotografías capturadas,  con el fervor de un beso robado. Mis amigos más cercanos, incluso, llegaron a enviarme las fotos que tomaban en sus viajes. Según decían, al toparse con cielos espectacularmente nublados, pensaban en mí.  No voy a negar que tal gesto de cariño aún me conmueve. Pensar que, de pronto y por mi causa, ya andan otros por la vida mirando al cielo, me llena con la misma satisfacción que la mayor de mis travesuras de infancia.


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X Encuentro Latinoamericano de Contrabajos, concierto de clausura

[De mi colaboración para PaperMoons, literatura y más, 3/12/2104]


Martín dio la bienvenida y anunció el programa. Abrieron 3 cuartetos. Por turnos, nos llenaron de música. Estaban ahí, uno a la vez: 
4 cuerpos
                   8 manos
                                   1 misma caricia...

Hubo momentos en los que casi fue posible ver las notas, saltar de un contrabajo a otro, como si se lanzaran una pelota sonora, muy suave y luminosa. También me resultaba asombrosa la ternura del contrabajista que acercaba su oído a las cuerdas, como murmurándole al instrumento secretos de amor muy dulces.

El último de los cuartetos fue el más oscuro. Algo en esa intensidad, en las manos jalando las cuerdas a intervalos cada vez más cortos; evocaba el latir agitado del corazón. Y entonces, caí en el embeleso voyeurista: la delicia de los músicos que parecen adivinar el punto exacto en que la cuerda espera la fricción del arco.


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Agosto


Julio fue. Y fue bonito.

No termina de sorprenderme cómo puede cambiarnos la vida en un mes. Así, como si nada. Sin haberlos buscado, de pronto los grandes cambios suceden. A veces.

Julio llegó con palabras. Con recuerdos sabrosos, entrañables. Con poesía a manos llenas y, ¡vaya sorpresa!, con chamba nueva.

Mis días, mis planes, mi mente [y hasta mi emoción], están centrados ahora en un proyecto que apenas hace un mes ni siquiera imaginaba. Sí, estoy contenta. De pronto, hasta eufórica.

La poesía no me abandona. De hecho, quizá más que nunca está presente en mi quehacer. Lo pienso y no logro contener la sonrisa. Una solo puede agradecer la buena fortuna, los buenos amigos... el camino andado. 

Recibo a agosto con 39 años y la sospecha de que muchas cosas buenas están por venir. Y trabajo para ello.

Así la vida.