Hoy mi baby butterfly contempló tras la ventana su primer amanecer lluvioso.
Con sus ojos abiertos muy grandes —y su vista aún corta—, observaba atenta las nubes en el cielo y las gotitas de agua resbalando por el cristal.
...Así va descubriendo el mundo. Este mundo al que llegó hace ya casi tres semanas, después de largas horas de trabajo de parto, a través de una incisión en la parte baja de mi vientre.
Mi baby butterfly aprovecha el día para observar su entorno, para aprehender el mundo. De vez en vez sonríe, mientras piensa en todo el alboroto que ha generado su llegada. Se sabe amada.
Hoy su abuelita regresó a su casa. Mi madre —que ahora sé, no sólo es la mejor mamá del mundo... también es la mejor abuela—, estuvo con nosotras todos estos días, atendiéndonos como si tuviera a su cuidado a dos recién nacidas, mi baby butterfly y yo naciendo como madre. Qué delicia compartir con ella estos momentos!!!... Qué fortuna!!!
Ahora estamos solas mi baby butterfly y yo, compartiendo el día y la tarde. Esperando la noche y la llegada de papá, a quien le ha robado el corazón desde el primer instante.
La observo dormir y entiendo muchas cosas: todos los discursos gastados, los lugares comunes, los slogans de 10 de mayo... no voy repetirlos aquí, sólo puedo decir que desde que escuché su llanto tras la mampara azul del quirófano, traigo el alma a flor de piel, expuesta y vulnerable, sintiendo un amor tan grande como nunca antes!!!
Mi camino en esto de ser mamá apenas inicia, voy a paso lento, es cierto... pero me siento afortunada por la bendición de tener a mi mariposita conmigo, y a mi madre para andarlo de su mano.
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Mony