1.15.2013

Cambia, todo cambia...


La vida, valga la redundancia, está viva. Corre como el agua de ese río que  nunca vuelve a ser la misma. Incluso nosotros  estamos, todo el tiempo, en constante cambio-mutación-metamorfosis. Me han dicho dos personas, recientemente (una mucho más confiable que la otra), que la esencia permanece... ¿será?

Algo que también te dicen (todo el tiempo) es que el cambio -siempre- es para bien... 

[eso del bien y el mal: tan dicotómico, maniqueo y, finalmente, subjetivo...]

A dónde voy con todo ésto... 

Si algo he vivido -de manera intensa- en los últimos tres años son cambios. Fuertes, difíciles, trascendentales cambios. Jamás hubiera imaginado, hace tres años y medio, lo que mi vida es hoy... lo que he vivido para llegar hasta aquí.

Pero, y este es el punto de mi post, por primera vez en mucho tiempo veo asomarse a mi vida cambios verdaderamente gozosos. ¿Para bien o para mal?... dejaré eso a mis biógrafos jaja  

Quien lee este blog desde hace tiempo, habrá notado que soy una irremediable entusiasta de la vida, de las pasiones que me mueven. Sabrá que aún en las publicaciones más oscuras dejo escapar un suspirito de eso que llaman "esperanza". Que aún en los últimos tres años he sabido encontrar pretextos válidos para la euforia y que he abrazado con todas mis fuerzas cada momento, cada instante, cada sueño de felicidad.

La diferencia ahora, en los albores del 2013, radica en lo mucho que siento haber crecido, en los cambios de rumbo que la vida toma... en mi disposición a los placeres sencillos y a la euforia exponencial por cuestiones triviales y cotidianas.

Aunque suene paradójico, tomo la vida con cautela... de pronto, hasta con cierto nivel de escepticismo. Sin embargo, sigo dejándome asombrar (o será que no consigo evitarlo) por el mundo y sus maravillas.

No soy la misma que fui a los 15, ni a los 25... ni a los 31. Pero esta que soy, ahora, aquí, lloviendo sus tripeos sobre el teclado, me gusta... qué digo me gusta, ¡me encanta!

I'm very proud of me.

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