12.23.2020

23 de diciembre de 2020


 

De regresar el tiempo al año 2012... o los previos, un día como hoy hubiera despertado temprano para ir a casa de mi abuelita materna y ayudar en la preparación de los tamales de la cena del 24.

Al llegar, mi abue ya tenía listos en recipientes por separado: papas y calabacitas cortadas en tiras muy finitas; pasas, aceitunas, rajas de chile jalapeño curtido y el "picadillo" preparado (guisado de carne deshebrada en chile rojo). Iniciábamos generalmente con frío y las manos heladas de separar las hojas de elote que ella ponía en remojo, para suavizarlas y no se rompieran en la envoltura de la masa y sus contenidos. 

Entonces, la más fuerte  (o con menos achaques) de las mujeres presentes era quien amasaba (tarea mayor) la masa de maíz, con manteca, sal,"royal" y algo de la salsa de chile rojo que mi abuela reservaba de la preparación del picadillo. Nosotras, en tanto, apilábamos torrecitas de hojas a un extremo de la mesa, las más anchas para que, una vez lista la masa, se iniciara el cuchareo. Un par se encargaba de agregar la masa en las hojas, lo suficientemente extendida y manteniendo el espesor uniforme. Otras agregaban la carne, las verduras y terminaban cerrando la hoja con cuidado. Las menores amarrábamos los tamales por ambas orillas con tiritas de hojas de elote, que habíamos separado en la preselección, por largas y resistentes, para tal destino.

Así la mañana en la línea de producción familiar, entre anécdotas, risas, recuerdos de la infancia. Al final, se recortaban las orillas de las hojas para dejarlos con forma bonita y aprovechar mejor el espacio en la olla. Mi abue los guardaba en el refrigerador, para cocerlos al día siguiente y estuvieran recién hechecitos en la cena. Los contaba, siempre los contaba: tantos de carne, tantos de dulce, tantos de rajas y —a veces, cuando sobraba masa— tantos tontos.

Terminábamos con el mandil manchado. Taquéabamos los restos del picadillo en tortillas calentadas directo en la brasa de la estufa, recuerdo ese característico aroma a ceniza que marida perfecto con la salsa roja.

El 24, en la cena, nos sentíamos orgullosas del resultado de nuestro trabajo y mi abue contaba las anécdotas del día anterior que, seguramente, se sumarían a las del año próximo en esa capirotada de recuerdos entrañables y chistosos que construimos juntos, todos los Rocha.

Hoy, sin embargo, es 2020. Todo es distinto. Mi abue murió en 2014 y, desde entonces, los tamales se preparan en casa de mi tía la mayor. Nos hemos reunido cada año y los tamales siguen siendo los mejores que he probado. Mañana cenará cada quien en su casa y nos conectaremos por videollamada, porque son días para estar juntos. Eso lo aprendimos de mi abuelita. Sé que estaría orgullosa.

Así las cosas. Cuídense mucho y celebren en casa, por salud y responsabilidad social.

Un abrazo y mejores días para todos y todas.

12.07.2020

Hipérbole Frontera No. 6 Recuento


Estamos de regreso en

Hipérbole Frontera

Un proyecto de divulgación literaria y otras expresiones

Llega diciembre y tenemos para ustedes la sexta entrega de este proyecto que nació con la vocación de compartir, divulgar y promover la lectura en tiempos inciertos.

En Recuento reunimos las voces de colaboradores que vuelven con poemas y cuento breve: Artemisa Téllez (CDMX), Marlon PV (TIJ) y Josué Barrera (SON). Y celebramos la primera participación del poeta Roberto Navarro (TIJ), quien se acerca y nos confía uno de sus textos.

En Reseña, este número comparte la experiencia lectora de Lizeth García Peña con el libro de relatos Manual para mujeres de la limpieza, de Lucia Berlin (Alfaguara, 2016).

Despedimos este 2020 agradeciendo nuevamente su lectura, invitándoles a celebrar con responsabilidad social y seguir creciendo en 2021 a través de la palabra y la imagen. Mejores días y noches, recuerdos entrañables y salud, mucha salud.

Sean, pues, bienvenidos y ¡gracias por leer!



 

11.17.2020

Hipérbole Frontera No. 5 Preludio de invierno

 Estamos de regreso en

Hipérbole Frontera

Un proyecto de divulgación literaria y otras expresiones


Con noviembre nos acercamos de a poco al cierre: del otoño, del año... de la configuración temporal heredada, para estos tiempos donde los días son breves y la noches largas.

Nuestro No. 5 Preludio de invierno, va para ustedes con el agradecimiento por su lectura; y a nuestros colaboradores, jóvenes plumas que presentan sus propuestas poéticas, agradeciendo su confianza en este proyecto de divulgaciòn.

Asimismo, a Diego Cossío, agradezco su valiosa colaboración con la portada de este número.

Compartimos, además, dos recomendaciones en poesía y música. Memorias de una molécula, de Elizabeth Villa (Pinos Alados, 2018) y Bajo la esfinge de Roberto Salomón (2020).

La edición cierra con una breve selección de poemas de Jorge Ortega. Un recorrido —nunca suficiente— por algunos de sus libros, desde 1995 hasta 2011. Apenas una muestra sucinta de la tinta generosa del mexicalense, cuya obra les invito a explorar con detenimiento.

Sean, pues, bienvenidos y ¡gracias por leer!





9.29.2020

Roberto Salomón - De ardiente melancolía




Conocí a Roberto Salomón en 2011, en un concierto en El Lugar del Nopal. Antes de saber de su vida o siquiera hablar con él, conocí su pasión y enorme talento al piano. Desde entonces, la amistad, las colaboraciones y el cariño se han construido entre muchas alegrías y aprendizaje. He sido testigo de sus proyectos y crecimiento durante todos estos años.

De ardiente melancolía”, así, en este contexto de tiempos aciagos, me devuelve al amigo ausente, y le reconozco entre las notas que fluyen cargadas de esa pasión tan suya, esta vez para contarnos su historia, recuerdos, nostalgias. Son, sí, su voz, su tono, su elegancia en la interpretación; sin embargo, ahora con la luminosidad de quien se ofrece transparente, luego de un sinuoso viaje de introspección —a sí mismo y al pasado—, del cual regresa pleno sabiéndose dueño de cada paso presente y futuro.

Este primer sencillo de su álbum debut, es fina muestra de todo lo que Roberto lleva entre las manos y el corazón.  La intuición y experiencia para articular con precisión cada nota y transmitir la emoción precisa, auténtica. Salomón, confidente, nos cuenta su historia… y, a la vez, se torna abrazo para su escucha, en estos tiempos aciagos, cuando el arte nos conecta y alivia.

9.03.2020

Hipérbole Frontera No. 3 Brevas de otoño

Estamos de regreso en

Hipérbole Frontera

Un proyecto de divulgación literaria y otras expresiones


Con gratitud por la recepción de nuestro pasado No. 2 Estival, presento ahora nuestro No. 3 Brevas de otoño, la edición de septiembre de 2020.

Con gran alegría celebro la participación de Luis Alderete con la imagen de portada. Reconocido en la región por su obra artística y gestión cultural, me siento honrada de su consideración para Hipérbole Frontera.

Se incluye también en esta edición el cuento "Kobuki" de Marco Arturo Gámez Gómez, quien participa desde La Paz y teníamos pendiente desde agosto. Gracias por la confianza y la paciencia.

En poesía, me honra muchísimo la participación de Luis Bugarini, desde la Ciudad de México. Escritor y crítico literario, comparte con nuestros lectores la serie "Cielorraso". 

Y, para cerrar, una breve reseña del más reciente libro de Carmen Campuzano, artista plástica y poeta: "Hilvanar el alba", poemas que son abrazo para los duelos entrañables que llevamos por dentro.


Sean, pues, bienvenidos y ¡gracias por leer!



8.17.2020

Hipérbole Frontera No.2 Estival

Estamos de regreso en
Hipérbole Frontera
Un proyecto de divulgación literaria y otras expresiones

Quiero comenzar con el agradecimiento a todas y cada una de las miradas que se tomaron el tiempo de recorrer las páginas de nuestro número inicial. El recibimiento a este proyecto de divulgación literaria resultó mucho más cálido y extenso de lo que pude haber imaginado. Gracias.

Así también, a quienes con generosidad compartieron sus textos en respuesta a la convocatoria para esta edición. La configuración actual nos permite un número reducido en contenidos y quedaron, de reserva, otros tantos que habré de integrar en números próximos. Gracias por su confianza.

Les invito a leer en este Número 2. Estival, a Lehena Hera y Alberto León. La joven autora sinaloense comparte Garabatos del caos y una espléndida reseña del poemario Emily, de Olga Gutiérrez Galindo. Por su parte, el tijuanense León presenta Los poemas del silencio, pasen y disfruten su trabajo.

Y me alegra anunciarles que tenemos una breve entrevista con el artista visual Francisco Toro, quien, además de la imagen de portada, nos platica sobre su recorrido en esta disciplina.

Sean, pues, bienvenidos y ¡gracias por leer!



7.11.2020

Con ustedes: Hipérbole Frontera

Bienvenidos a 
Hipérbole Frontera
Un proyecto de divulgación literaria y otras expresiones

Con cerca de veinte años como lectora asidua de poesía y toda una vida en esta fascinante esquina del mundo; mi vocación en el fomento a la lectura, constreñida a los muros reales y virtuales del confinamiento por la pandemia de COVID-19, finalmente toma como válvula de escape este modesto, pero entusiasta, proyecto de divulgación literaria (y de otras expresiones) para compartir con propios y ajenos, palabras e imágenes.

Bajo la metáfora de la hipérbole, figura retórica y matemática; y desde esta frontera, iniciamos hoy todos; ustedes y yo, algo que espero se convierta en una hermosa amistad.

Para esta edición inicial, agradezco la generosa colaboración de tres poetas y amigos entrañables: Alfonso García Cortez, Flora Calderón Ruiz y Olga Gutiérrez Galindo.

He buscado, además, dedicar el número a proyectos editoriales que actualmente construyen, me parece, el corpus de literatura regional más relevante de esta mitad del siglo XXI. Asimismo, para celebrar los 10 años de El Grafógrafo: libros & café, a través de una charla virtual con René Castillo.

Finalmente, quizá por la nostalgia, pero sobretodo por agradecimiento sincero a Gilberto Licona, recordamos el 18 aniversario de los Cuadernos Existir, aquellas brevas de inicio de siglo que abrieron la puerta a varios de los poetas contemporáneos de Tijuana.

Sean, pues, bienvenidos y leamos juntos, por muchos números más.

5.31.2020

¿Cómo recordaremos este tiempo?



Seré franca: hace semanas quiero escribir este post... pero me quedo con la pantalla en blanco, cada vez.

¿Será que aún no tengo la respuesta?

Suelo decir a mis amigos que "mi vida era cuarentena desde antes". En realidad, salvo que la cría y yo trabajamos desde casa y no hemos visitado a la familia; poco han cambiado nuestras dinámicas cotidianas.

Puedo decir que hasta he disfrutado el tiempo en casa. Cambiar los muebles de lugar, renovar mi recámara. Cocinar y convivir con una hija adolescente, que se confirma como una de mis personas favoritas... y, sin duda, la ideal para vivir estos días de encierro.

He compartido mi trabajo poético con distintas iniciativas de instancias de Cultura, invitaciones de amigos y sesiones de #NochesDeLunaBrava, buscando dejarles algo amable, para estos días.

Las noticias nos llevan de la preocupación al desencanto, al atestiguar lo terriblemente humanos que somos todos, desde las cabezas del gobierno, hasta nosotros como ciudadanos. Desde las grandes decisiones, hasta las acciones del día a día, como vecinos y parte de una comunidad con los índices más altos de contagios en el país. 

Pero también, nos conmueven los gestos de aquellos que día a día se la juegan para que salgamos adelante. Sea cuidando de los enfermos en los hospitales, dando clases desde casa; o recaudando fondos y apoyando a quienes lo necesitan.

Muchas cosas suceden justo ahora en el mundo. Muchas más que la contingencia por el COVID19. Esta semana estalló en USA una de las más terribles crisis sociales a causa del racismo. En el mundo miles de personas mueren por enfermedades y conflictos que no se relacionan con la pandemia, que son de antes... que seguirán después.

Quizás poca cosa podemos hacer en realidad. Pero son nuestras acciones cotidianas, las que inciden en nuestro contexto y desde nuestra trinchera (modesta o amplia), las que darán testimonio de nosotros, en este tiempo... como en cualquier otro.

Así las cosas. Les dejo un abrazo. Cuídenseme mucho.

1.26.2020

2019-2020


Me doy cuenta que hace 8 meses no pasaba por aquí. De pronto el 2019 se volvió complejo, entre cambios, retos y gozo... hasta cerrar en una transición con el 2020 que ha sido un knock out para la familia y varios de mis más cercanos. Y aquí vamos, en el intento por levantarnos de la lona.

Pero no puedo quedarme únicamente con lo difícil o triste. La vida es más rica, interesante y sorprendente.

El 2019 es el año de «Rómpase en caso de», mi cuarta publicación individual que ha sido gratamente recibida por los lectores.

La cría ingresó a la secundaria y la veo cada vez más independiente, autónoma y dedicada a su gran pasión: la animación digital.

Las amistades: conmigo. Pasan los años y su presencia luminosa me conduce para seguir adelante aún en los momentos más oscuros.

La vida nos nutre de experiencias atesorables: amaneceres, palabras, acompañamientos que se vuelven huella profunda en la memoria.

Sonreí mucho, en 2019. Y mi sonrisa fue desde la entraña.

Estamos a punto de terminar el primer mes del 2020. Es ahora que cada una de las manos y miradas queridas, son tan necesarias y apreciadas.  Voy a por 44 años en este mundo... y espero dejar lo mejor en todas y cada una de mis personas importantes. 

Espero tener claro, siempre, todo aquello que no está en mis manos. Y lo que sí, atenderlo de forma adecuada, justa y cálida.

Esta reflexión surgió hace unos días, al renovar mi licencia de conducir. La señorita que tomaba mis datos preguntó si quería donar mis órganos —yo quisiera, quisiera mucho y tanto, pero tuve hepatitis a los 14 años—. "No", le respondí y expliqué la causa. Mientras ella seguía con la mirada fija en la pantalla, pensé que mi tarea es ayudar lo más posible, brindar mi apoyo en cada oportunidad. Una vez muerta, en nada serviré, ni serán mis restos de provecho en lo más mínimo. Es aquí, ahora, mientras haya vida.


Así las cosas.