¿Te has fijado cómo la maceta, puño de barro, oprime al geranio hasta hacerle subir los colores a la cara? Pero no hay mal que por bien no venga: la maceta brinda a su prisionero levitación constante, oficio de bandera a la hora en que el mirlo entra por un bolsillo del espantapájaros acaso para urdir un nido en su amenazante corazón de paja.
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¿Te has fijado en ciertos enamorados que inflaman su alma en otro cuerpo y regresan a su punto de partida, tonsurados por la temperatura de su halo, como santos que ejercen su religión privada y vuelven con sabor en la boca a fruta imprescisa, si bien no ignoran de qué árbol ha caído su redondez milagrosa? ¿Te has fijado en los enamorados? Pues bien: después de tanto hacer el amor y de inventarlo, acatan hoy nimias convenciones y retroceden con saltos mortales más difíciles que su primera parábola suntuosa.
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Contra ellos arrojo mi pródiga canícula verbal y a borbotones maldigo su cobardía, la fatiga de sus manos ya por completo desasidas de la vía láctea. Quienes ayer pasearon con torso erguido su ofrenda de acanto y mirra, fastidian hoy a los feligreses con la sucia escudilla de la colecta dominical.
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Marco Antonio Montes de Oca (1986)
ALTANOCHE. Antología de poemas breves 1953 - 1984
México: SEP - Joaquín Mortiz
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