XLIII
En perseguirme, mundo, ¿qué interesas?
¿En qué te ofendo, cuando sólo intento
poner bellezas en mi entendimiento
y no mi entendimiento en las bellezas?
Yo no estimo tesoros ni riquezas,
y así, siempre me causa más contento
poner riquezas en mi entendimiento
que no mi entendimiento en las riquezas.
Y no estimo hermosura que, vencida,
es despojo servil de las edades,
ni riqueza me agrada fementida
teniendo por mejor en mis verdades,
consumir vanidades de la vida
que consumir la vida en vanidades.
No comments:
Post a Comment