Esta mañana salí tempranito hacia Mexicali. No iba desde marzo, semanas antes del temblor del 4 de abril. El anuncio de nevadas no detuvo a la "corrida de las 7:30 hrs.", ni a mí.
Siempre duermo como osa en el camino, pero esta vez desperté justo al llegar a la caseta de cobro de la Rumorosa. Saqué mi cámara y me dediqué a capturar el descenso.
Amo ese camino.
Llegamos como a las 10:10 a.m. a Mexicali. Nubladita y fresca, la ciudad. Caminé el par de cuadras que me toma llegar a la Dependencia de Gobierno donde tenía la cita y justo cuando estaba por llegar vi cómo comenzaban a salir varias personas del edificio. Mmmm... ¿será un simulacro? —pensé. No, no era un simulacro, sino un temblor de 4.7º, según escuché.
Algunos minutos en la calle y, al no haber réplicas notables, volvieron todos a sus labores. Y yo con ellos.
De regreso a Tijuana dormí profundamente. Ni siquiera sentí cuando llegamos a la revisión militar. Si ordenaron que bajáramos, supongo que conmigo se dieron por vencidos jaja
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El ánimo en Mexicali aún está inquieto. Y razones tienen de sobra.
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En Tijuana, mis amigas más nerviosas (las que no dormían o dormían vestidas por si había que salir corriendo en la madrugada) están ya tranquilas. Mi abuelita, el domingo, ni siquiera mencionó el temblor en su conversación, lo que me hace pensar que ya no le preocupa.
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Habrán notado que en estos días no mencioné nada al respecto aquí. La vida nos pone su propia tabla de prioridades. De pronto hay agobios mayores al miedo de un sismo. He permanecido tranquila ante los movimientos telúricos en mi ciudad... estas semanas toda mi energía se me ha ido en la remoción de escombros internos.
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Cuídense mucho tod@s, anyway. Agua para beber, lámparas de mano, radio de pilas, documentos importantes a la mano, etc. ...nunca está de más.
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Creo que hoy me voy a la cama temprano.
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Abrazo grande
M.
+ fotos del camino AQUÍ
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